En biodescodificación se habla mucho del inconsciente porque cuando se trata una enfermedad física se trata un contenido del inconsciente que se está expresando a través del cuerpo. Los psicoanalistas al utilizar el término inconsciente designan el “lugar psíquico”, desconocido para la consciencia, donde están un conjunto de contenidos reprimidos por la persona. Es básicamente su objeto de estudio al que tratan de acceder mediante técnicas como la asociación libre, la interpretación de sueños, la hipnosis. El inconsciente está todo (no sólo lo reprimido) siendo una base de datos enorme que todos llevamos dentro: contiene información muy relevante para nuestra vida, información acerca de nuestras emociones, acerca de nuestros ancestros, acerca de nuestra cultura, acerca de nuestra historia, acerca de nuestros primeros años de vida. Se dice que el consciente es solo un 10% de nuestra actividad, así que el 90% restante forma parte del inconsciente y si asumimos que vivimos con todo, tenemos que asumir que en nuestra vida cotidiana estamos funcionando en base a un 90% de información de la que no somos conscientes: eso es mucho. Así que aunque creas que actuas desde el consciente, siempre actuas desde el inconsciente, que es el que se está expresando siempre en nosotros. Cuando hablo del inconsciente, utilizo la imagen del iceberg en la que una pequeña parte es visible y la gran mayoría se mantiene bajo el agua, invisible, pero muy presente, no tiene sentido la punta del iceberg sin la base que lo sostiene y es importante reconocer su existencia y prestar atención a todos los mensajes que nos manda el inconsciente, para ir iluminando esta parte de nosotros mismos. Para descubrir como funciona veamos las cuatro leyes del inconsciente:
- El tiempo no existe: biológicamente solo existe el presente, todo esta pasando en este momento, incluso si nos proponemos recordar una experiencia vivida hace tiempo o proyectar una situación del futuro solo se puede hacer ahora, en el presente.
- El otro no existe: en mi realidad biológica, el otro no existe, todo es yo, mis emociones, mis pensamientos…el otro existe solo en las relaciones, pero las consecuencias de la relación con el otro siempre son individuales. Si me enfado contigo, el enfado es mío y lo siento yo, en mi cuerpo.
- El inconsciente es inocente: todo es relativo, el concepto del bien y el mal estará en función de nosotros y nuestros programas, lo que para una cultura esta bien, para otra está mal y así, tu decides cambiar tus creencias o vivir en otras porque para la biología todo es verdad, ya sea para enfermar o para curarse.
- Real e imaginario es lo mismo: nuestro inconsciente no puede distinguir entre lo que ocurre y lo que imaginamos que ocurre, así, todo lo que llega a través de los sentidos, del pensamiento y lo imaginario, se traduce de manera biológica y provocará un síntoma y de la misma manera, una solución simbólica puede ser muy real para nuestro inconsciente .
Carl Gustav Jung distinguió entre el inconsciente personal y el inconsciente colectivo que contiene toda la información referente a los arquetipos que vienen marcados por la cultura y que se han ido desarrollando durante la historia de nuestra comunidad y de las comunidades a las que pertenecieron nuestros ancestros, y esto hace que cada uno de nosotros contenga una información diferente y que por lo tanto, actúe desde un lugar diferente, aunque coincidamos en ciertas creencias o formas de vivir con las personas con las que compartimos el mismo inconsciente colectivo.
El inconsciente se expresa de muchas formas, a través de las palabras y de los verbos, a través de los sueños, a través del dibujo, a través de las elecciones que hacemos en nuestra vida, a través de nuestra intuición y para mi una de las más fiables es la expresión del inconsciente a través del cuerpo…
El cuerpo tiene una inteligencia increíble, somos tan perfectos que incluso cuando enfermamos, lo hacemos de una forma tan precisa, que resulta fascinante… cada síntoma trae consigo un potente mensaje del inconsciente tratando de ver la luz, tratando de que tomes conciencia de algo importante para tí en este momento, tratando de ayudarte a que veas algo que se te ha pasado por alto, algo que duele porque en realidad no estas siendo coherente con tu sentir más profundo… y el cuerpo en este sentido habla tan claro!
El inconsciente está en todo el cuerpo, en cada célula, en cada órgano, en cada tejido…
Es hora de reconciliarse con el cuerpo, con nuestras emociones profundas, es hora de volver a conectarnos con nuestra esencia, con lo que somos de verdad, ver en nuestro inconsciente y destilar las informaciones que realmente sean útiles para nosotros, de buscar dentro y no fuera, sin miedo… la buena noticia es que en este camino vamos a encontrar muchos aliados y seguro que este trabajo, o mejor dicho, seguro esta forma de vivir más consciente nos va a traer más salud y un sentirse mejor con uno mismo que viene de sentirse conectado con la propia esencia y actuar en coherencia con lo que somos..
Biodescodificación y niños
¿Qué pasa con las enfermedades o síntomas que padecen los niños? ¿también ellos tienen conflictos inconscientes? claro que tienen conflictos inconscientes, pero no de la misma forma que nosotros, son conflictos que nacen de sus necesidades no satisfechas que cuando son muy pequeños son necesidades tan básicas como comer, dormir y el afecto en forma de contacto físico y a medida que vamos creciendo las necesidades se van volviendo más complejas. Cada vez tenemos más información respecto a lo que sienten y lo que viven los niños en cada edad, y hay muchos autores que estan de acuerdo en el hecho de que a nivel emocional, la madre y el niño están totalmente conectados desde la concepción hasta que el niño tiene 7 años, incluso hay autores como Laura Gutman que sostienen que los niños hasta los 3 años experimentan una fusión emocional con la madre, comparten con ella todo su campo emocional, así el niño vive como suyas las emociones de la madre porque en este momento, todavía no puede distinguir entre unas y otras. En biodescodificación sabemos que existe un periodo que es el proyecto sentido, que va desde la concepción hasta los 3 años, donde se graban multitud de programas que vamos a desarrollar a lo largo de nuestra vida: se graban programas de si somos deseados o no desados, se graba toda la información de la situación de la pareja o de la familia en ese momento, todas las emociones de la madre, sus conflictos, sus dudas, se graban las situaciones sociales o históricas del lugar donde estamos, toda la información del embarazo, también información sobre como hemos llegado al mundo, como se ha recibido al bebé y todas y cada una de las experiencias propias del niño y de la madre durante este tiempo. El bebé registra en su energía sutil sin que nadie le diga nada, todo aquello que familiares, por ejemplo, comenten a la cara o a las espaldas de la mamá. Y es algo que pasa para siempre a su inconsciente.
Biodescodificación y niños
¿Qué pasa con las enfermedades o síntomas que padecen los niños? ¿también ellos tienen conflictos inconscientes? claro que tienen conflictos inconscientes, pero no de la misma forma que nosotros, son conflictos que nacen de sus necesidades no satisfechas que cuando son muy pequeños son necesidades tan básicas como comer, dormir y el afecto en forma de contacto físico y a medida que vamos creciendo las necesidades se van volviendo más complejas. Cada vez tenemos más información respecto a lo que sienten y lo que viven los niños en cada edad, y hay muchos autores que estan de acuerdo en el hecho de que a nivel emocional, la madre y el niño están totalmente conectados desde la concepción hasta que el niño tiene 7 años, incluso hay autores como Laura Gutman que sostienen que los niños hasta los 3 años experimentan una fusión emocional con la madre, comparten con ella todo su campo emocional, así el niño vive como suyas las emociones de la madre porque en este momento, todavía no puede distinguir entre unas y otras. En biodescodificación sabemos que existe un periodo que es el proyecto sentido, que va desde la concepción hasta los 3 años, donde se graban multitud de programas que vamos a desarrollar a lo largo de nuestra vida: se graban programas de si somos deseados o no desados, se graba toda la información de la situación de la pareja o de la familia en ese momento, todas las emociones de la madre, sus conflictos, sus dudas, se graban las situaciones sociales o históricas del lugar donde estamos, toda la información del embarazo, también información sobre como hemos llegado al mundo, como se ha recibido al bebé y todas y cada una de las experiencias propias del niño y de la madre durante este tiempo. El bebé registra en su energía sutil sin que nadie le diga nada, todo aquello que familiares, por ejemplo, comenten a la cara o a las espaldas de la mamá. Y es algo que pasa para siempre a su inconsciente.
Hasta los siete años, los niños son una auténtica esponja emocional, porque como todavía no tienen el neocórtex totalmente desarrollado, son especialmente sensibles a las emociones, que son el lenguaje que les es propio y además las perciben de forma limpia, sin contaminación racional alguna.
Y así es como los niños, a través de las enfermedades y síntomas que padecen, nos están reflejando nuestros propios conflictos inconscientes, como el más amoroso de nuestros espejos: un niño que tiene a menudo dolor de barriga puede estar expresando una dificultad de la madre para digerir algo que le está ocurriendo, o un niño que se enferma de bronquitis o que tiene asma habitualmente está denunciando un ambiente tóxico en casa y dificultades de relación en su entorno más cercano o un niño con otitis frecuentes está expresando una irritación de la madre por escuchar algo que no quiere oír. Dejando atrás la culpa, si queremos ayudar a nuestros hijos pequeños a que estén más sanos, si queremos evitarles sufrimiento, ocupémonos de nosotros mismos, tomemos conciencia de nuestras emociones, expresemos como nos sentimos, hablemos, busquemos ayuda… pero sobretodo no hagamos como que no pasa nada, porque ellos, los niños, perciben desde su inocencia muchísimo más de lo que nos parece y están dispuestos a mostrárnoslo incansablemente… así que acojamos la oportunidad que nos da la vida para crecer y hacernos cargo de nosotros mismos. Y sería fantástico aprovechar para expresarles como nos sentimos, para que ellos puedan distinguir lo que no es suyo y empezar a poner palabras a las emociones que están sintiendo…
A veces ocurre que trabajando con la mamá no encontramos nada relacionado con este malestar del niño… entonces es muy habitual que los niños estén expresando un conflicto del clan, de hecho siempre que un niño nace con una enfermedad congénita es algo que obviamente no es suyo, y va a ser muy útil hacer el estudio del árbol genealógico, para tratar de entender que está reparando este niño con esta enfermedad y así poder liberar al niño y al clan.
Todo lo que le ocurre al padre también va a influir al niño, pero de otra forma, de hecho el niño lo va a sentir pero a través de la madre y con las emociones de la madre, por lo que hemos dicho de la conexión. Es decir que si por ejemplo el papá se queda sin empleo y la mamá no se siente preocupada porque confía en que va a encontrar algo pronto, no le da importancia porque son cosas que pasan y piensa que de alguna forma van a salir de esta… aunque el padre se sienta muy frustrado o tenga miedo a la escasez o se sienta deprimido… el niño no va a sentir estas emociones como si fueran suyas, y en cambio si la mamá lo vive con angustia y sufrimiento, el niño va a vivir esa angustia como propia y puede que la exprese a través del cuerpo, que es la via más directa para que los niños expresen las emociones que no pueden comprender.
Así como la mamá va a ser el punto de referencia desde la concepción hasta los 7 años, el padre va a ser clave desde los 7 a los 14, época importante para incorporar aprendizajes que tienen que ver con los límites, las consecuencias de nuestras acciones en los demás, las normas, la autoridad, la sociabilidad… pero esto ya es otro tema porque a partir de los 7 años, el niño ya empieza a expresar sus propios conflictos y justamente la figura del padre a partir de esta edad ayuda a diluir esta fusión con la madre, permite que el niño sea más autónomo y que se empiece a regular por el mismo.
Y así es como los niños, a través de las enfermedades y síntomas que padecen, nos están reflejando nuestros propios conflictos inconscientes, como el más amoroso de nuestros espejos: un niño que tiene a menudo dolor de barriga puede estar expresando una dificultad de la madre para digerir algo que le está ocurriendo, o un niño que se enferma de bronquitis o que tiene asma habitualmente está denunciando un ambiente tóxico en casa y dificultades de relación en su entorno más cercano o un niño con otitis frecuentes está expresando una irritación de la madre por escuchar algo que no quiere oír. Dejando atrás la culpa, si queremos ayudar a nuestros hijos pequeños a que estén más sanos, si queremos evitarles sufrimiento, ocupémonos de nosotros mismos, tomemos conciencia de nuestras emociones, expresemos como nos sentimos, hablemos, busquemos ayuda… pero sobretodo no hagamos como que no pasa nada, porque ellos, los niños, perciben desde su inocencia muchísimo más de lo que nos parece y están dispuestos a mostrárnoslo incansablemente… así que acojamos la oportunidad que nos da la vida para crecer y hacernos cargo de nosotros mismos. Y sería fantástico aprovechar para expresarles como nos sentimos, para que ellos puedan distinguir lo que no es suyo y empezar a poner palabras a las emociones que están sintiendo…
A veces ocurre que trabajando con la mamá no encontramos nada relacionado con este malestar del niño… entonces es muy habitual que los niños estén expresando un conflicto del clan, de hecho siempre que un niño nace con una enfermedad congénita es algo que obviamente no es suyo, y va a ser muy útil hacer el estudio del árbol genealógico, para tratar de entender que está reparando este niño con esta enfermedad y así poder liberar al niño y al clan.
Todo lo que le ocurre al padre también va a influir al niño, pero de otra forma, de hecho el niño lo va a sentir pero a través de la madre y con las emociones de la madre, por lo que hemos dicho de la conexión. Es decir que si por ejemplo el papá se queda sin empleo y la mamá no se siente preocupada porque confía en que va a encontrar algo pronto, no le da importancia porque son cosas que pasan y piensa que de alguna forma van a salir de esta… aunque el padre se sienta muy frustrado o tenga miedo a la escasez o se sienta deprimido… el niño no va a sentir estas emociones como si fueran suyas, y en cambio si la mamá lo vive con angustia y sufrimiento, el niño va a vivir esa angustia como propia y puede que la exprese a través del cuerpo, que es la via más directa para que los niños expresen las emociones que no pueden comprender.
Así como la mamá va a ser el punto de referencia desde la concepción hasta los 7 años, el padre va a ser clave desde los 7 a los 14, época importante para incorporar aprendizajes que tienen que ver con los límites, las consecuencias de nuestras acciones en los demás, las normas, la autoridad, la sociabilidad… pero esto ya es otro tema porque a partir de los 7 años, el niño ya empieza a expresar sus propios conflictos y justamente la figura del padre a partir de esta edad ayuda a diluir esta fusión con la madre, permite que el niño sea más autónomo y que se empiece a regular por el mismo.
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